lunes, 24 de febrero de 2014

HERB RITTS: MUJERES EN BLANCO Y NEGRO

Herbert Ritts (1952-2002) es un fotógrafo norteamericano autor de algunas de las más carismáticas imágenes de las top models y  de las estrellas del mundo del cine. Todos conocemos sus icónicas fotografías, pero quizás sea el momento de saber algo sobre su autor, cuya obra está siendo expuesta en estas fechas está en el Auditorium de Roma, en la retrospectiva In piena luce.

Herb Ritts se graduó en Económicas pero su verdadera pasión era la fotografía. Saltó a la fama al retratar a su amigo Richard Gere, entonces todavía una estrella en ciernes, y con impactantes imágenes para portadas de revistas y discos, sobre todo el True Blue de Madonna en 1986. 

domingo, 16 de febrero de 2014

RÉBECCA DAUTREMER: EL MUNDO DE LA FANTASÍA

Hace poco apareció en este blog una entrada sobre el  ilustrador Benjamin Lacombe. Ahora quisiera presentar a su alter ego femenino, Rébecca Dautremer, una artista gráfica más veterana que Lacombe pero con el que presenta muchas concomitancias: ambos son jóvenes, franceses, han estudiado en la Escuela Nacional de Artes Decorativas  de París, y se han dedicado a la ilustración de cuentos infantiles pero también para mayores, e igualmente el Museo de la Ilustración de ABC les ha dedicado sendas  exposiciones. La de Lacombe, este año, la de Dautremer en 2011. Y ambos ponen a los personajes femeninos en primer plano. Las expresiones faciales y corporales de sus protagonistas son verdaderamente inolvidables.
 Rébecca Dautremer nació en 1971. Estudió diseño gráfico y de allí llegó a la ilustración. Su estilo es muy figurativo y accesible lo que, como ella misma afirma, le permite expresar sentimientos dulces y sencillos pero también tristeza y melancolía. Con ello es capaz de conquistar a  grandes y pequeños. 

CIBERFEMINISMO


“Prefiero ser una Cyborg[1] a ser una Diosa”
Donna Haraway

“¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?” 
(Rm 7, 24)


Imagina a una chica fea, muy fea, en la Ciudad del Futuro, con un cuerpo enfermo, herido, desastrado, adorando a dioses que se mueven airosamente, muy por encima o en espacios simulados, tridimensionales, holográficos. Tú puedes ampliar el círculo amargo de sus labios a tres metros de diámetro, si no hay distorsión molecular, en el saloncito de tu casa. Pero no lo haces porque la chica es horrible y no da el tipo andrógino que marca la moda y seduce a los espectadores. No sale en los hologramas, ni siquiera en los monitores, luego no existe.

Nadie la mira a ella. Nadie se cuida de ella. Por tanto decide suicidarse, pero -¡oh previsible destino!- una titánica multinacional, vinculada a la superpoderosa CGC (Control Global de las Comunicaciones, el Gran Hermano de la Ciudad del Futuro) la rescata de la transparencia en su agonía, para dotarla de un nuevo cuerpo perfecto. Le hacen saber que incluso para un horror como ella está prohibido en la Ciudad del Futuro suicidarse en público, y le ofrecen una alternativa a la invisibilidad, una oportunidad para vivir entre los dioses. (Igual que prometió Jesús a quien le siguiera…, un nuevo cuerpo cuando este se marchite o pudra).

“Moriré y naceré nuevamente en Delphi” –se dice-. “Delphi” es el nombre escogido por la desmesurada multinacional para ese nuevo cuerpo inmaculado, sacado de una gran caja criogénica, el de una jovencita digna de protagonizar una “pornografía para ángeles”.

La chica -digamos, humana-, fea, muy fea, acepta convertirse en el operador remoto de ese cuerpo angelical, el cuerpo de Delphi, en una sociedad que ha prohibido la publicidad (Ley de Polución Publicitaria) y en la que los “puntos de venta” son androides teledirigidos, organismos[2] cibernéticos controlados por operadores remotos. Se trata de un mundo tan sucio que sólo se pueden ver las estrellas en las cumbres de los Andes o en el Tíbet. Pero las imágenes de las pantallas, las “informaciones” que, sobre todo, adoctrinan y entretienen, son impecables y están controladas por la CGC, desde una torre próxima al neurolaboratorio. Para que me entiendas, le llamaré “Castillo del Gran Hermano”.

sábado, 15 de febrero de 2014

VICENTE MACIÁ HERNÁNDEZ ( 1957-2014 ): PASIÓN DE LOS FUERTES



En Torrevieja, su pueblo y el mío, se me ha muerto como el rayo Vicente Maciá, con quien tanto quería...Es inevitable parafrasear a Miguel Hernández  para hablar de esta gran persona que nos ha dejado antes de tiempo. Vicente era un ser extraordinario, uno entre mil por sus múltiples dones: el de la amistad, el del calor familiar, el de la risa, la bondad y la generosidad, como también el de la rectitud moral y el de la aspiración a un trabajo siempre bien hecho. Vicente era un perfeccionista en todas sus muchas aficiones: la gastronomía, la enología, la organización de sus viajes, el cine o la fotografía. En todo era sobresaliente, con su perenne empeño de aprender y saber cada vez más pero, sobre todo, me admiraba en él su afán por compartir con los demás su tiempo, sus conocimientos y sus habilidades. Aunque sabía de cine más que ninguna otra persona que yo haya conocido, nunca presumía de ello. 
Vicente rodeado de algunos de sus héroes de la gran pantalla

martes, 11 de febrero de 2014

EL HABLA DE LAS MADRES

 Antes de estudiar Antropología, pensaba que esa peculiar forma con que las madres hablan con sus bebés no era más que una simple efusión de cariño. Después de cursar la asignatura de Hominización descubrí, con enorme sorpresa, que se trata de un lenguaje estandarizado en la mayoría de las culturas humanas y que, además, constituye una pieza clave en el proceso de aprendizaje infantil. Hace poco observé fascinada cómo mi preciosa sobrina María, con tan sólo dos meses edad, escuchaba con atención los balbuceos con que le hablaba su papá y le devolvía, repetidos, los mismos sonidos. Por ello pensé que era un buen momento para escribir esta entrada, que dedico a la pequeña María y a todos los que se ejercitan en el difícil oficio de ser padres, para que podamos descubrir cuánta antropología y sociología se esconde detrás de su valiosa labor. En todo momento seguiré y comentaré el texto de Eugenia Ramírez Goicoechea, Evolución, cultura y complejidad. La humanidad se hace a sí misma, Ed. Un. Ramón Areces, 2009.

1 .Una relativa altricialidad
El enorme tamaño del cerebro humano obliga a dar a luz a los neonatos en unas condiciones de vulnerabilidad y dependencia importantes. Son altriciales: necesitan constantes cuidados para mantener la temperatura corporal adecuada, para su alimentación y su aseo. Pero no están aislados del mundo que nos recibe sino que, ya desde los últimos meses de embarazo, cuentan con la musculatura necesaria para expresar sus emociones. Por ello, su proceso de aprendizaje puede dar comienzo muy pronto. De hecho, se tiene constancia de bebés que, con tan sólo cuarenta y cinco minutos de vida, han sido capaces ya de imitar el gesto de sacar la lengua o abrir la boca. Sin embargo, esas predisposiciones sensoperceptivas, emocionales y comunicativas tan tempranas sólo se desarrollan adecuadamente si se estimulan y orientan por los padres o cuidadores. Cada habilidad biopsicosocial deberá adquirirse en el momento oportuno. E. Gotlieb llamó “ventanas cognitivas” a los periodos críticos en que se consolidan las distintas capacidades: la visión, hasta los siete años; el lenguaje, hasta los nueve… Durante esas etapas, el niño es especialmente sensible a los estímulos externos necesarios para su maduración normal. Una vez concluida cada fase, las deficiencias de desarrollo pueden devenir irrecuperables. Podemos advertir con gran claridad la importancia del aprendizaje en el momento correspondiente con algunos ejemplos del mundo animal: las aves canoras que no pueden observar a sus congéneres en su periodo formativo, no aprenden el canto propio de su especie y, por tanto, no podrán atraer a una pareja. Lo mismo puede ocurrir para construir el nido o realizar el viaje migratorio anual. Los simios en cautividad acaban viendo vídeos para aprender a mantener relaciones sexuales.
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